Anda el mundo de la fotografía revuelto últimamente debido sobre todo a los lanzamientos que lleva ya un tiempo realizando el que otrora fue el líder mundial en electrónico de consumo: Sony. No son precisamente advenedizos, pues llevan fabricando cámaras digitales compactas desde hace mucho tiempo, suya es de hecho la Mavica, la que se considera precursora de las cámaras de fotos digitales. Básicamente lo que está haciendo Sony es reducir el tamaño de las cámaras fotográficas, sin que estás pierdan ni un ápice de su calidad, todo ello obviamente supone un coste, y el modelo al que nos referimos hoy no es precisamente barato, pero eso sí, nos aseguramos de llevar en el bolsillo una cámara que no tiene nada que envidiar a cámaras de segmentos superiores, sin perder la capacidad para que la llevemos en un bolsillo o un bolso. El modelo en cuestión se llama Sony RX100 III, estando como esos palitos romanos indican en su tercera generación. ¿Qué es lo que tiene que no tienen otras? Para empezar, dos cosas que son muy importantes en fotografía: primero, el sensor captador de imágenes es de una pulgada (algo que hasta ahora era patrimonio de cámaras más grandes y que no precisamente respondían al apelativo de compactas; lo habitual en una compacta es un sensor de un tercio de pulgada), y segundo, su óptica es Carl Zeiss y goza de una luminosidad espectacular (a pesar de tener una lente zoom de 24mm a 70mm hablamos de un F1.4 a un F2.8, algo solamente visto en cámaras reflex o con sensores muchísimo mayores). Para que nos entendamos, ¿a qué nos lleva todo esto? Pues a que llevaremos en nuestro bolsillo una cámara muy todo terreno y que nos va a garantizar unas tomas cuasi perfectas incluso en el modo automático (porque sí, la joyita tiene además una serie de modos manuales que no tienen nada que envidiar a cámaras que se presentan como profesionales).
Si además a todo esto le incluímos que la pantalla es abatible y que llega hasta los 180º -para los inevitables selfies que tan de moda están últimamente-, que lleva NFC y Wifi para que podamos conectarla con el smartphone y no sólo subir las fotos a la nube o a las redes sociales sino que llega a permitir controlarla a distancia, añadimos también que incorpora un visor electrónico (primicia mundial en un tamaño compacto) y que es posible descargar apps para poder ampliar aún más sus funciones con capturas tipo timelapse… La lista sigue casi hasta el infinito, pero vamos, que es una auténtica maravilla… Y todo ello, insisto, con unos resultados de muy alta calidad.
¿Su única pega? Pues que semejante miniaturización se estima nos va a costar como unos 800€ (799$ es el precio confirmado para USA)… Si os parece demasiado, cualquiera de sus hermanas está disponible por algo menos (749€ la RX100 II y 549€ la RX100) y el sensor es del mismo tamaño (la II y la III comparten sensor y pantalla abatible además de funciones inalámbricas, la I y la II comparten la misma óptica Carl Zeiss de 28-100mm). y los resultados siguen siendo maravillosos.
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